ARGENTINA: DE LA CRISIS CAMBIARIA A LA CONVERGENCIA A VALORES CRÍTICOS Y EL ALTO COSTO DE NO LOGRAR DURANTE DÉCADAS UNA ESTABILIDAD DE LARGO PLAZO
INTRODUCCIÓN:
Ubicados en el mes de noviembre/diciembre de 2018 nos encontramos en un
momento clave a fin de analizar como
se pasa de lo acontecido durante 2016 al primer trimestre de 2018, la corrida y
crisis del dólar desde el segundo trimestre de 2018 y lo que puede acontecer
desde Noviembre de 2018 hacia fines de 2019. Es decir, un análisis de muy corto plazo, como indicador de la
naturaleza del desafío en el cual estamos involucrados.
A partir de la incertidumbre que acapara a la sociedad con estos procesos
de desorden (DEGRADACIÓN) social, es necesario identificar la lección que, como
sociedad, debemos rescatar a fin de orientarnos hacia el futuro en función del
bien común.
Ubicados en esta preocupación,
existe una desubicación respecto a qué estamos analizando y discutiendo en este
momento. Es prematuro discurrir sobre si vamos a un neoliberalismo u otro
sistema. Estimamos que ubicarse en estos temas es una desubicación, ya que nuestra sociedad se encuentra en un
estadio más elemental y primario: ver si es capaz de superar una de sus
enésimas crisis y construir, elementalmente, un orden macroeconómico fiscal,
monetario, cambiario e inflacionario a partir del cual, recién, estaremos en
condiciones de aspirar a logros más complejos y existenciales.
REALIDAD DE PARTIDA:
A partir de diciembre de 2015
comenzamos a transitar una etapa de GRADUALISMO que llegó a su fin en el
segundo trimestre de 2018, por razones asignables al propio gobierno, a la
oposición y, también, al cambio en las condiciones de los mercados financieros
internacionales, que cortaron abruptamente el financiamiento necesario para el
plan gradual ejecutado por el gobierno nacional.
Luego de cambios y recambios de funcionarios y con un nuevo
presidente del Banco Central, acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
(FMI) de por medio y conseguida la aprobación por parte del Congreso Nacional
del Presupuesto 2019, la sociedad
argentina se encamina a una política económica que pretende lograr déficit
fiscal cero, emisión monetaria cero y control
de la inflación. Pero, partimos de inflación cercana al 50%, tasas de interés muy elevada (60/70%), recesión en el nivel de actividad luego
de seis trimestres negativos, déficit
fiscal aún elevado y una más elevada presión
fiscal que llevó a relativizar las reducciones graduales pactadas en los
pactos fiscales con las provincias.
INTERROGANTE FUNDAMENTAL:
Si esta es la realidad cruda a
Noviembre de 2018, ¿CÓMO ES QUE
TENDEREMOS A UNA SITUACIÓN MÁS FAVORABLE PARA TODA LA SOCIEDAD Y EN QUÉ PLAZOS?
La primera idea que puede presentarse es que, como logro necesario,
debemos pasar de la crisis actual a una situación de CONVERGENCIA. Esta sería la idea dominante hasta el primer trimestre
de 2019.
Ya a Diciembre de 2018 sería necesario que LA INFLACIÓN muestre un avance hacia la
meta 2019 del 20/25%, dejando atrás el 5/6% alcanzado hasta Octubre de 2018 y tendiendo
al 1,5/2,5% mensual. Esta sería la
convergencia básica que más afecta en forma directa a las familias.
Paralelamente, otro tema crucial, es comenzar a reducir la TASA DE INTERÉS, de los niveles
imposibles de solventar por la producción del 70/75% a niveles cercanos a la
inflación, de tal forma que la tasa real tienda a cero. Esta convergencia,
posiblemente, sería la más compleja, ya que cumple la función de reducir la
presión sobre el dólar que, cosecha récord mediante, podrá facilitarse en el
primer trimestre de 2019, al aumentar en forma genuina la entrada de divisas. Esta es la convergencia que más afecta a
las empresas.
Quiere decir que, si lo anterior es factible, el NIVEL DE ACTIVIDAD, que será
negativo en 2018, podría comenzar a recuperarse progresivamente en el primer
trimestre de 2019 con la idea de alcanzar un leve crecimiento positivo o cero en
el 2019, respecto al ejercicio anterior. También
existen estimaciones de que, todavía en el 2019, el crecimiento será negativo.
LUEGO, este dificultoso camino,
si tenemos disciplina, podría dar lugar a que cese la caída del EMPLEO en el primer trimestre de 2019 y
comience a aumentar la demanda de trabajo. Debe
tenerse en cuenta que en un momento de crisis, es prioritario el empleo al
salario en el mercado formal y,
paralelamente, en el mercado informal y personas pobres y marginadas, tampoco
deben descuidarse los ingresos para los carenciados, esto como responsabilidad
social.
Por consiguiente, si todo lo
anterior puede lograrse positivamente, en el segundo trimestre de 2019
comenzaría una etapa en la cual los asalariados estarían, por medio de sus
paritarias, en condiciones de llevar adelante el inicio de una recuperación del
SALARIO REAL (no necesariamente superior
a la inflación) y de su participación en el ingreso nacional, luego de
haber resignado durante más de un ejercicio esta participación y afrontar un
deterior del salario real.
CONVERGENCIA CLAVE: TERCER TRIMESTRE DE 2019
Por lo tanto, podría decirse que, recién en el tercer trimestre de
2019, la sociedad argentina podría comenzar a recuperar los niveles que tenía a
fines de 2017 y que se perdieran a partir del segundo trimestre de 2018. No
estamos hablando de aumentar el ingreso por habitante y mejorar la distribución
del ingreso, sino “solamente”, de volver a tener el ingreso, actividad y empleo
vigente a fines de 2017, para lo cual esterilizamos y perdemos casi dos
ejercicios fruto de nuestra propia actuación como país.
EL ALTO COSTO DEL DESENCUENTRO SOCIAL:
Por ello, es imprescindible llamar la atención sobre la causa de
nuestro fracaso como sociedad al cabo de décadas, que consiste en no poder
lograr reglas de juego de largo plazo para la organización económico-social que
nos llevan a periódicas crisis y altos costos sociales, hoy expresados en
la mayor injusticia social como es una pobreza del orden del 30/35% y que
afectarían, nada más ni nada menos, que a unos 12/15 millones de conciudadanos.
HACIA UNA GRAVE RESPONSABILIDAD DE LA DIRIGENCIA SOCIAL ARGENTINA:
Para concluir, es necesario
analizar la responsabilidad de los actores sociales en este complejo proceso de
reconstruir las reglas de juego y el funcionamiento de la economía, luego de la
corrida del dólar y sus consecuencias económico-sociales y altos costos en
todos los frentes.
Con este objetivo, es necesario preguntarse SI NUESTRA DIRIGENCIA TIENE
CLARO QUE DEBE ENTENDER EL TIEMPO EN EL CUAL NOS TOCA VIVIR A NIVEL MUNDIAL, COMO
FACTOR FUNDAMENTAL PARA PLANIFICAR EL PORVENIR DE LA SOCIEDAD.
En este sentido debemos resaltar
que el Gobierno Nacional implementó a partir de diciembre de 2015 un plan
gradual que, debido al alto déficit fiscal necesario de financiar todos los
ejercicios, incurría en un endeudamiento internacional creciente, pensando en
revertir esta situación en algún momento de la gestión. El “modelo” funcionó
mientras la globalización financiera y el riesgo-país argentino posibilitaron
su implementación. Pero, la política
económica de EEUU y el alto riesgo que mostraban los países emergentes, donde
nuestro país estaba muy mal posicionado, hicieron que, abruptamente, nos
quedáramos sin financiamiento internacional en los mercados abiertos y, como alternativa factible, terminamos apoyados en
el fondo Monetario Internacional.
Debe remarcarse, en base a lo
anteriormente planteado, que resulta complejo y de un esfuerzo elevado para la
sociedad, transitar tratando de superar la emergencia económico-social hasta diciembre
de 2019. Pareciera que, preliminarmente, existe por lo menos un intento de
transitar este plazo resguardados en el financiamiento del FMI sin recurrir al
mercado financiero abierto.
Pero, ya se llamó la atención sobre el hecho de que el 2020 está
desfinanciado y, por lo tanto, hasta diciembre de 2019, la dirigencia argentina
debe ser capaz de construir la confianza externa que permita a nuestro país
pueda acceder a los mercados para cerrar sus necesidades de financiamiento.
En 2018 se contó con el apoyo del G20, pero en 2020 puede no estar
tan dispuesto a hacerlo y confiar en el protagonismo argentino. Esto constituye
un enorme interrogante, atento a cómo viene transitando el funcionamiento del
Poder Legislativo, la oposición y lo dificultoso que, para el Gobierno
Nacional, resulta transitar el plan acordado con el FMI.
A lo ocurrido en el segundo
trimestre de 2018, que constituye una evidencia explícita de desinformación y
de defectuoso monitoreo de la realidad económica y financiera a nivel mundial,
debe agregarse que, mirando hacia el 2020, los informes sobre lo que acontece
en el mercado financiero mundial consideran se estaría entrando en una nueva
era con cambios relevantes en su funcionamiento, por lo cual, si se tiene en
cuenta que Argentina está “bancada”
hasta el 2019 pero sin resguardos para el 2020, entonces, adquiere una importancia prioritaria lo que
la dirigencia argentina construya en el muy corto plazo, que va desde
noviembre/diciembre de 2018 a diciembre de 2019 a fin de reposicionar a nuestro
país en la economía y el sistema financiero mundial. Todo ello elecciones mediante durante el 2019.
SÍNTESIS FINAL:
Como
síntesis, a fines de noviembre y diciembre de 2018 estamos en un punto clave para
observar si se inicia y consolida la CONVERGENCIA de los picos inflacionarios y
de tasas de interés, hacia niveles manejables y congruentes con restablecer el
nivel de actividad y reconstruir el mercado de trabajo. Para arribar al tercer trimestre de 2019 con estos efectos positivos es
necesario que YA en noviembre y diciembre de 2018 se presenten bajas
significativas en la tasa de inflación, del 5/6% al 1,5/2,5% mensual y,
paralelamente, comiencen a reducirse claramente las tasas de interés del máximo
alcanzado del 70/75%. Paralelamente, el Banco Central, esperemos, maneje
niveles acotados de variación del tipo de cambio, pero sin caer en la
sobrevaluación. A estos resultados
necesarios como idea de CONVERGENCIA y que por el momento están a cargo del
Gobierno Nacional en el marco del acuerdo con el FMI, será imprescindible el
compromiso de toda la dirigencia nacional a fin de sentar las bases para
conseguir reglas de juego estables en lo fiscal, monetario, cambiario e
inflacionario, superando la lucha política partidaria y pensando en el BIEN
COMÚN y, dentro del mismo, en los más pobres. De no conseguirse, quedaremos fuera del concierto mundial y
latinoamericano y nuestra sociedad inmersa en una degradación que no le permite
alcanzar un mínimo orden que le permita comenzar a reducir la más grande
injusticia distributiva, como es la POBREZA.
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