GRADUALISMO, CONVERGENCIA Y RECONVERSIÓN: IDEAS CENTRALES PARA ENTENDER LA ECONOMIA


Desde el 2016  la economía se caracteriza por un cambio en la política macroeconómica, derivada de una nueva  conducción política del Gobierno Nacional,  a cargo de la coalición Cambiemos.

Atendiendo a la situación compleja de las variables macroeconómicas, tal como cerraron en el 2015, el nuevo gobierno definió para afrontarla una política de GRADUALISMO y no  de shock, de tal forma que, al cabo de 2019,  se cumplieran determinadas metas consideradas razonables para las grandes variables macroeconómicas, en materia fiscal, monetaria, inflación, tipo de cambio y crecimiento económico.

Por ello, en gran parte de 2016, la política económica se centró en reordenar los desfasajes recibidos en la macroeconomía, comenzando por el aislamiento a nivel mundial, al arribar a un acuerdo con los fondos en conflicto y prosiguiendo por la liberación del llamado “cepo cambiario”, al pasar a un tipo de cambio flotante.  Paralelamente, la inflación cayó fuertemente respecto al 2015, aunque no a los niveles deseados, debido a que el reordenamiento de las cuentas públicas no pudo ser tan rápida como se previó a priori, para reducir un déficit fiscal cercano al 7% del PBI en el 2015. Ello llevó a que el Banco Central, si bien redujera fuertemente el financiamiento directo al Fisco, se encontrara que las cuentas públicas, para cerrar, recurrieran al financiamiento externo en dólares que, al monetizarse, complicaran las metas monetarias y de inflación, forzando a mantener muy elevadas las tasas de interés. Todo ello llevó a una leve caída del PBI en el 2016, a pesar de la fuerte recuperación del sector agrícola y de la obra pública. Ante la crisis de la energía, las prioridades en el sector petrolero y del gas ocuparon un lugar destacado.

Por lo tanto,  para el 2017 la realidad estuvo dominada por la idea central del plan gradualista como es la CONVERGENCIA, progresiva y paulatina, hacia metas macroeconómicas mirando el 2019. Por ello, se considera que en ese camino,  en este año el déficit fiscal continuará bajando para arribar a un dígito en el 2019, la inflación será  del orden del 20/22% anual y el crecimiento económico en el orden del 2/4%. Si se mira al 2019,  el tránsito es aún relativo y no se cumplen las metas previstas al no bajar el déficit fiscal, la inflación medir por arriba del 14/15 % planeado y, el crecimiento, ubicarse en el piso deseado, restando cerrar las expectativas que motoricen las inversiones que lleven a mayores tasas de crecimiento.

Esto último, sobre todo, como resultado de una RECONVERSIÓN en las grandes variables macroeconómicas, pasando la dinámica productiva del consumo a la inversión y las exportaciones.  Conocemos que durante los últimos anos de la anterior gestión se centró la dinámica del crecimiento y del empleo en el consumo, deteriorando la inversión y las exportaciones. Hasta el 2015 el resultado llevó a estancamiento o caída del PBI y a no generación de empleo genuino. De todos modos el consumo no ha sufrido una reducción importante, pero, la reconversión hacia la inversión y las exportaciones resultará más lenta de lo esperado por la demora en la reducción del déficit fiscal y la inflación, que afectan las expectativas de los empresarios nacionales y externos hacia la inversión y las exportaciones. Debe tenerse en cuenta que partimos de una fuerte caída en la balanza comercial y la reconstrucción de los flujos de comercio, Brasil mediante, será lenta. Paralelamente, la inversión pública, por los planes de obra, ha repuntado.  De todos modos, las elecciones de Octubre han jugado como espera para decisiones en el sector privado, sin lo cual será difícil lograr tasas de crecimiento superiores y se complicará todo el sentido de la CONVERGENCIA  prevista para 2019. 

Así, a fines de 2017 y mirando al 2019, el paquete de leyes que emprendió el Gobierno Nacional luego de Octubre, trata de destrabar las restricciones fiscales y de presión tributaria como de mejorar el mercado laboral a fin de generar expectativas positivas, sobre todo en la inversión.
Por ello, en 2018 y 2019 serán más claramente percibidas las tres características centrales de la política macroeconómica: GRADUALISMO, CONVERGENCIA Y RECONVERSIÓN.

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